En la actualidad, los transbordadores de la NASA estan siendo estudiados y planean cambiarlos alrededor de el 2010. Los transbordadores pueden utilizar dos fuentes de propulsión. Una de ellas es la química que prácticamente es agua donde tienen el hidrógeno y el oxígeno separados donde cuando inicia estos se combinan y hacen una reacción donde demuesta que el poder del agua es increiblemente fuerte tanto que hace que un transbordador pueda salir de la atmosfera. La otra forma de propulsión (la más reciente) es la propulsión iónica donde hay actividad donde uno de los gases de la tabla periódica, el Xenon (Xe) se acelera electrostaticamente por campos eléctricos y para lograr la ionización se lanza un haz de electrónes haciendo un plasma. Para que se haga la aceleración se necesita un acelerador balanceado y un sistema para que alimente a nuestro gas. Este sistema de propulsión es increíblemente efectivo en el espacio ya que la duración es increíblemente larga con un mínimo de combustible, su desventaja es que no es lo suficientemente poderoso como para vencer la atmósfera.
Los transbordadores Discovery y todos ellos utilizan propulsión química.
Ahora existe un nuevo transbordador llamado Deep Space One donde se prueba y se piensa utilizar en futuras naves la propulsión iónica.